El archipiélago de Cabrera, juntamente con las aguas y los fondos marinos que le rodean, constituyen uno de los espacios naturales mejor conservados del Mediterráneo, rebosantes de vida, tanto marina como terrestre. El número de mamíferos presentes en la Cabrera no es demasiado elevado y abundan sobre todo los introducidos por el hombre; el conejo, que fue una pesadilla para los antiguos cultivadores de la isla.