Desde hace varios días, y al igual que la mayoría de ciudadanos de Mallorca, en ParaisoBalear, andamos bastante inquietos y preocupados. ParaisoBalear es una web dedicada a mostrar todas las cualidades de nuestras maravillosas islas Baleares, y en este momento es hora de alzar la voz ante una nueva aberración con la que nos quieren castigar los políticos locales. Como ya saben ustedes, ahora nos quieren traer 100.000 toneladas de basura procedente de Italia, para incinerarlas en Son Reus. ¡Brillante idea!

A un político se le debe suponer honestidad, saber hacer e inteligencia, en honestidad sálvese el que pueda, en cuanto a saber e inteligencia, seguramente no fueron siquiera los más listos de su clase, ni tuvieron oportunidad de graduarse en Harvard ni en Oxford. Y a los hechos me remito.

En los últimos años aquí hemos hecho las cosas a lo grande; ¡Barra libre!, y tonto el ultimo. Gastamos un dinero que no teníamos, un dinero ficticio. Construimos un metro chapucero y deficitario. Un Palma Arena, que no se sabe muy bien para qué sirve, excepto para algún mitin en época electoral. Construimos también un gigantesco hospital, uno de los más grandes de Europa y más propio de ciudades como New York o Tokio, pero bueno, no pasa nada, si hay que cerrar quirófanos por falta de presupuesto, se cierran. No fue suficiente, y alguien propuso destrozar la idílica fachada marítima palmesana con un mamotreto aberrante que no pudo terminarse, y que llegará a pudrirse en el tiempo, al igual que otra alma en pena, como el edificio de GESA.

Bueno, pues como en Mallorca somos como somos, y sin saber qué tipo de mamandurrias pueden existir entre en Consell de Mallorca y Tirme (concesionaria de la gestión de residuos), parece ser que se construyeron, a las ya existentes, dos nuevas líneas de incineración que costaron 250 millones de euros sin que fueran necesarias, y ahora nos damos cuenta que estas líneas sobran para asumir la producción de residuos en Mallorca. Mallorca genera de media 550.000 toneladas de residuos urbanos, de los que 400.000 toneladas son incinerados, aunque su capacidad de incineración es de 700.000 de toneladas.

Ahora, a alguna mente iluminada, y bajo la escusa de congelar así la tarifa de incineración al ya sufrido ciudadano (gracias), nos van a modificar una ley que permitirá importar e incinerar basuras de vaya usted a saber donde, y convertir así a Mallorca en el estercolero de Europa. La conselleria de Turismo del Govern Balear defiende esta propuesta y define a estas basuras como “paquetes estancos de biocombustible”, que así queda más chulo, pero yo me imagino que vendría a ser algo parecido a una caca de perro deshidratada, pero al fin y al cabo una caca de perro. Otra definición que hemos escuchado es de residuos "pretratados" no contaminantes ni dañinos para el medio ambiente, y hasta una tercera; "combustible sólido recuperado", ¡Toma ya! Para colmo de males, leemos en algún artículo que en Alemania han rechazado residuos provenientes de Italia, por contener niveles de radioactividad inusuales.

Es vergonzoso que un gobierno anteponga los intereses de una empresa, en detrimento de los ciudadanos de Mallorca, poniendo en peligro el bienestar y la salud de los mallorquines, así como la viabilidad a medio plazo de nuestra industria más importante, que es el turismo. En un ecosistema insular tan frágil y delicado como el nuestro, esta decisión tomada irresponsablemente, provocará un daño ecológico irreparable. La salud y el futuro de toda una ciudad, vale 14 millones de euros, que es lo que se estima que reportará la importación de residuos europeos.

Evidentemente esta operación va a dañar y perjudicar la imagen turística de Mallorca. ¿Cómo podemos ofrecer un turismo de calidad con Punta Ballena, trileros, prostitución callejera, claveleras, carteristas, balconing ... y un futuro vertedero europeo? ¿Tan difícil es hacer las cosas medianamente bien? ¿Qué pensará ese turista que llegue a Alcúdia (puerto de recepción de los desechos) y se entere que al lado de su hotel se descargan barcos de euro-basura? Seguramente no volverá jamás, porque si se entera en su ciudad de origen lo más normal es que anule la reserva. Yo puedo asegurar que lo haría. Cuando se carguen nuestro principal motor económico, será hora de pedir responsabilidades a los políticos, y pedir responsabilidades de forma contundente, porque por mucho que lo nieguen, son conscientes del daño que van a causar a la sociedad mallorquina.

Al margen del daño económico y medioambiental, no hemos de olvidar el tema de la salubridad. Las cenizas producidas por las incineradoras, son altamente peligrosas y los gases provocan enfermedades como el asma. Y por cierto, ¿Han pensado que hacer con esa gigantesca y vergonzante montaña de cenizas que ya acumulamos? ¿Se las vendemos a los turistas en bolsitas como souvenirs?

A medida que se van conociendo nuevos datos mi indignación va en aumento, porque parece ser que de las 100.000 toneladas iniciales como dijo el Consell, se han pasado a las 200.000 toneladas que reflejan los documentos internos de la institución, pudiendo llegar incluso a una capacidad máxima de 380.000 toneladas. Ello supondría la circulación de más de 12.600 camiones anuales por nuestras carreteras, 1.400 por mes y hasta 70 camiones diarios de gran tonelaje transportando los dichosos “combustibles sólidos recuperados”. ¿Se ha preocupado alguien en hacer un estudio del impacto que produciría este tráfico en la Vía de Cintura, carretera de Sóller y Son Sardina? ¿Se preocupa alguien de los vecinos que viven en Palmanyola? , urbanización a 500 metros escasos de la incineradora. Pues seguramente no. Y es necesario volver a reincidir para que todo el mundo lo sepa, van a destruir el futuro de los ciudadanos y la economía de la isla, en beneficio de una empresa privada.

En los próximos días se irá desarrollando esta tragicomedia, si, tragicomedia, porque el asunto tiene hasta su parte graciosa. Y es que con la incineración de ese "combustible sólido recuperado", seguramente en el segundo año nos aplicarán un descuento de ¡6,8 euros! en la tarifa de incineración. Y lo que ya empieza a pensar uno, es que estos señores lo que quieren es aplicarnos la eutanasia, o bien nos matan con las cenizas y los gases, o bien nos matan de risa.

Si al final este proyecto ve la luz, los mallorquines vamos a pensar que detrás de ello se esconde algo muy oscuro, porque no es normal, es inexplicable e inasumible, algo que perjudica sobremanera la imagen de la isla como destino, que basa la mayoría de su oferta en el entorno y sus recursos naturales. Algo huele muy pero que muy mal, y de momento no es el "combustible sólido recuperado". Los mallorquines ya estamos hartos de sus gobernantes, de sus sucesores y de sus herederos, así que mamandurrias, las justas.


Juan Carlos Cantero.